martes, 21 de mayo de 2013

El Tajín es en realidad de filiación huasteca: Jeffrey Wilkerson‏

Livia Diaz

25 de mayo de 2007.- Durante la jornada académica en torno a El Tajín, celebrada ayer en el Museo Nacional de Antropología, el arqueólogo Jeffrey Wilkerson, director del Instituto para la Ecología Cultural de los Trópicos —cercano a Tecolutla, Veracruz—, habló sobre el posible fin de El Tajín, relacionado con las consecuencias de una inundación de proporciones significativas.
            Recordó que en 1999, a raíz de la depresión tropical número 11, toda la cuenca baja del río Tecolutla quedó devastada, destrucción que incluyó las instalaciones del instituto y el trabajo de 36 años de investigación.

Sin embargo, este suceso le llevó a cuestionarse sobre el impacto que las catástrofes naturales debieron tener en el México prehispánico, sobre todo en aquellas zonas erigidas alrededor de afluentes.

            Por ejemplo —apuntó—, El Pital, una zona aledaña, empezó después de una inundación enorme, tres veces lo sucedido en 1999, cerca del año 300 a. C., y terminó entre 500 y 600 d. C., con otra inundación un poco menos fuerte.

“El Tajín heredó de El Pital canales de perfecta ingeniería que proveían de agua para la agricultura durante la temporada seca; durante la de lluvia llevaban el exceso de agua lejos de los campos. La ciudad parece haber sufrido daños después de una fuerte lluvia que devastó a la región. Al poco tiempo, posiblemente fuera conquistada por pueblos vecinos.”

“Entonces, el estudio de una mega inundación nos da llaves con que abrir muchas puertas para interpretar el pasado.” El investigador observó que es posible analizar modelos climáticos, examinando evidencias arqueológicas, antropológicas y medio ambientales, y que las enormes inundaciones que se producen en intervalos más o menos regulares son indicadores de procesos naturales mayores.

“En El Tajín hay grandes deslaves que afectan la ciudad, pero está el hecho de que cualquier capital de una civilización, cuando ocurre un evento como éste, pierde el poder. Las presiones sociales, políticas y económicas son incluso más catastróficas que el fenómeno mismo.”

El investigador estadounidense expuso a su vez, que la homogeneidad de materiales arqueológicos —entre ellos, lascas de obsidiana— encontrada desde Tecolutla hasta el Pánuco, hace pensar que El Tajín es en realidad de filiación huasteca y no totonaca como hasta ahora se ha creído, aspecto que también se sustenta en indicios del consumo de mandioca.

            “¿Porque nos asusta pensar que sociedades antiguas no pueden tener presencias multiétnicas, especialmente en regiones donde hubo muchas adaptaciones? La evidencia arqueológica permite decir que hacia finales de El Tajín sí estuvieron los totonacos, pero la evidencia anterior no sostiene esta hipótesis; distintos grupos, entre ellos, huastecos, les precedieron.”

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