martes, 2 de octubre de 2012

Punto y Coma



Los excesos siempre son malos,
A mayor cosecha, precios más bajos
La competencia es buena, pero con limites

Por Luis González Romero

Hace aproximadamente seis décadas, la producción de café era escasa y de pronto el precio del producto en cereza aumentó considerablemente, al grado que hasta los cafetales abandonados fueron visitados por sus propietarios y hasta de las cuevas sacaban café porque su costo en esos tiempos era hasta de 4 pesos por cada kilogramo. Eso despertó la ambición de los productores y comenzaron a sembrar café por todas partes, hasta en las piedras y a la vuelta de cinco años había producto en abundancia, hasta para tirar para arriba; lamentablemente el precio se había desplomado y los acopiadores solo pagan 60 centavos por cada kilo.

Años después pasó lo mismo con el plátano, la naranja, el limón persa, la caña de azúcar, a grado tal que en la región de Alamo, los productores arrojaban las camionadas de naranja a la orilla de la carretera, porque el precio estaba por los suelos; no se lograba cubrir ni el costo de producción; como también ha pasado con el plátano que en algunas temporadas lo pagan a razón de 80 pesos la tonelada, de los cuales el productor tiene que pagar 60 pesos por el corte de cada tonelada, y le vienen quedando 20 pesos de ganancia.

A grandes rasgos este es el panorama que existe en e campo mexicano, en donde los campesinos productores  siguen sumidos en la pobreza, porque cuando tienen mucha cosecha el producto  no tiene mercado y ni regalado lo quieren, lo que decepciona y provoca que mucha gente abandone el campo y se vaya en busca de mejores horizontes y hasta del sueño americano, territorio en el que se encuentran millones de mexicanos que hacen producir la tierra en otro país a cambio de unos cuantos dólares por cada hora de trabajo.

Los excesos son malos, nada recomendables y van más allá de la producción del campo, pues esas políticas erróneas se aplican en las grandes y medianas ciudades, al menos del Estado de Veracruz, como el caso de los taxistas, notarios y universidades privadas de Veracruz que se quejan del tiempo de las vacas flacas.

Como si se tratara de un sueño, de pronto, de norte a sur de la entidad y a partir del segundo semestre del año 2010, taxistas, notarios y colegios privados de educación superior se multiplican como peces y panes. Como en el caso de Poza Rica, en donde por sus calles y avenidas circulan dos mil quinientos 26 taxis, entre libres y colectivos, y los concesionarios y hasta los choferes se quejan de que no les resulta, de que ya no es negocio; además de que la gasolina aumenta de precio cada treinta días y por lo mismo se quejan de bajos ingresos.

La zona conurbada Veracruz-Boca del Río, con más de siete mil taxis, Xalapa, Martínez de la Torre, Coatzacoalcos, Tuxpan, Pánuco; en fin, en todos los municipios se multiplicaron los taxistas, vaya hasta en las rancherías crearon sus propias organizaciones para conseguir concesiones durante el sexenio anterior, lapso en que se efectuó el gran reparto, no solamente a trabajadores del volante, sino también para determinados personajes que nada tenían que ver con el transporte público en la mencionada modalidad. Pero bueno, fue parte de una estrategia para tener contentos a todos, aunque ahora algunos de los concesionarios renieguen y tienen su carro en el garaje, porque les resulta incosteable sacarlo a circulación. Solamente los más abusados lograron acumular hasta 20 concesiones, (como si fueran locales del mercado Poza Rica), tienen trabajadores y aunque el negocio no es lo que se esperaba, reciben diariamente  y promedio hasta de más de siete mil pesos diarios…Por hoy es todo y hasta la próxima.


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