domingo, 7 de octubre de 2012

Javier Duarte de Ochoa, Salto al futuro.



Del primero de julio para acá nuevos aires soplan en Veracruz.

Y es que tras las presidenciales, aislados escarceos de violencia y acciones del crimen organizado se han suscitado a lo largo del territorio veracruzano. Las mafias delincuenciales no encuentran asiento y  han estado migrando del corredor veracruzano a Córdoba, Xalapa y el sur de la entidad.

No pueden afortunadamente apoltronarse.

Y aun cuando las acciones  delictivas no han cesado del todo, sí  se percibe un estado de equilibrio. Los patrullajes de la policía estatal de las ciudades con el apoyo  del Ejército y la Marina Armada de México, transmiten certeza y seguridad.

Del lado del gobierno que encabeza  Javier Duarte, las políticas públicas recobran fuerza, aliento, ánimo. Los programas  sociales más que relanzados, se han sumado  a la continuidad de los educativos, de salud y los relacionados al empleo y economía.

Veracruz se destensa y sale adelante de los momentos difíciles  por los que atravesó en los últimos 15 meses. Acoso solo persiste la rémora  de quienes sueltan rumores, chismes y presuntos futurismos que inopinadamente circulan  por los sótanos del poder y en el ámbito de la opinión pública.

Mentes perversas arañan desestabilizaciones, y versiones insanas de que Javier Duarte se va a México para incorporarse al gabinete  de Enrique Peña Nieto, y que entra al quite ni más ni menos que Héctor Yunes Landa.

¿Es Yunes Landa el mismo que filtra la especie?

En todos los tonos y sentidos, el propio mandatario ha dicho  que fue electo para gobernar seis años, y que su única y más importante responsabilidad es con los veracruzanos, por quienes fue electo, pero no. Oídos sordos traducen deseos e intenciones.

Veracruz es una entidad estratégica para el resguardo nacional; uno de los tres estados más ricos del país, granero de la nación; segundo destino turístico del país, albergue del energético y de los más ricos recursos naturales. Es a no dudar, tierra de libertad, estirpe literal, y de señalada historia de heroísmo.

¿Alguien  es su sano juicio podría cambiar  todo ello por una carrera de gobierno  de segundo nivel? Y sería de segundo nivel ya que las estrategias de la cúpula que deciden el futuro de México, ya que las tiene comprometidas y anunciadas el señor Enrique Peña Nieto, al dar a conocer a su equipo de transición, en donde por ciento, no aparece el señor Javier Duarte por más que se hurgue e indague.

Quienes no tiene contemplado un AS bajo la manga que se llame  Javier Duarte, o el más mínimo golpe de sorpresa con una incorporación intempestiva. Entonces. ¿A que andar soltando rumores de que el mandatario veracruzano se va al centro?

Y lo más importante:

¿A quien le conviene soltar ese tipo de perversiones? ¿a los Yunes? La verdad es que a estas alturas no se sabe sí hay Yunes buenos o malos, pero sí detectados los enclaves que dan lugar a ese rumor, al "Radio Bemba".

Veracruz, desde el arribo de los reaccionarios a Los Pinos en el 2000, ha vivido tiempos aciagos: ha sufrido severas agresiones, injustos rumores presupuestales, entrega  tardía de recursos,  mínimos apoyos  federales para atender desastres naturales.

Nos han despreciado, nos han querido minimizar y lanzado al crimen organizado a nuestra tierras, donde han venido a dirimir disculpas feudales que desde las invasiones extranjeras no habíamos tenido en esta tierra.

A Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte les ha toca lidiar con personajes de poder como Vicente Fox y Felipe Calderón, uno torpe y el otro necio y amargado.

No ha sido fácil.

¿Por qué habla de apetitos chilangos, como esas vaciladas de que Duarte se va al DF, cuando la barca apenas se está enderezando y el viento está a su favor? ¿Es que cuando viene la buena, ahora sí quitarse y darnos chance? Muy lineal esa estrategia; es el infantilismo de la política, dicta que rumbo hacer al tercer y cuarto año de todo gobierno  es cuando el poder se consolida. ¿Por qué tendría  Duarte que darse un balazo al pie?

Y está muy bien que la política sea Kafkiana, pero ¿y el sentido común?

Duarte  por muy novato que haya arrancado, ha tenido dos años intermitentes, pruebas de fuego, y a querer o no, ha tenido que aprender  con la rudeza de la adversidad, nadar a contracorriente, soportar la presión del pasado reciente y sus funestas herencias con ese presunto minicallismo y lidiar con el presunto fuego amigo y el enemigo, con la propia federación y con la bola de holgazanes y desleales cercanos, de los cuales se ha ido deshaciendo uno a uno.

A escasas semanas habrá de rendir su segundo informe, el segundo de seis, y no asoma ningún visto de que esté haciendo maletas, o que se ánimo y esté enfocado  en irse a chambera a México, o entregarle la estafeta a ¡Héctor!, ¿por favor? Hace mucho que murió Lutero.

En política  hay reglas no escritas, por si mandatos supremos, y Veracruz es un estado libre y soberano ligado a la república por un pacto federal que decide por sí mismo su destino, nadie muere en la víspera y el gobierno de Duarte, a vistas, no se acaba hasta que se acaba. Tiempo al tiempo.

Pequeñeces.

Y sí de rumores hablamos, habría que dar paso a uno que dice que el senador priista  Héctor Yunes está  en la antesala  de ocupar la dirigencia nacional de la CNOP, según rumor soltado  por los propios yunistas.

El legislador ha ligado de por vida a Manlio Fabio Beltrones, y el mismo gobernador Javier Duarte no vería con malos ojos  que el señor Yunes se entretenga con su jueguito en el DF.

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